1. Costes directos: son aquellos costes que pueden asignarse de manera inequívoca y directa al objeto del coste, a la actividad o proceso que los ha ocasionado, ya sea producto o servicio.
2. Costes indirectos: son aquellos constes que no se pueden asignar directamente a un producto o proceso, porque son consumidos por dos o más objetos de coste simultáneamente. Hay que dividir estos costes entre los diferentes objetos o servicios que se reciben o se crean, y hay que tener un criterio de imputación coherente con ellos. Este grupo es el más complicado en cuanto al control de costes y hay que saber gestionarlo correctamente.
¿Cómo controlarlos?
- Detectar pérdidas.
- Valorar correctamente las existencias
- Conocer los costes de fabricación de los productos
- Detectar clientes o áreas de producto no rentables
- Calcular el margen de beneficio para cada producto
- Fijar los precios de venta.
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